Artículo: "La articulación de educación superior en América Latina"
Una de las necesidades de las políticas educativas en el actual contexto es la búsqueda de mecanismos y modalidades para superar la desarticulación de los sistemas educativos latinoamericanos.
En el marco del proceso de diferenciación de la educación superior se desarrollo un amplio proceso de desarticulación de los diversos componentes de la educación superior. El establecimiento de diversas restricciones al ingreso automático vía cupos a las instituciones públicas, la violenta expansión del sector privado, la transformación de las inequidades preexistentes y la creación de nuevas, la diferenciación en términos de calidad e instituciones, el mercado como el actor regulador fundamental, el establecimiento de una multiplicidad de pertinencias junto a la expansión de la cobertura y de las instituciones de educación superior, dieron lugar a una creciente desarticulación de la educación, y específicamente de la educación superior.
Podríamos referir que no es también no sólo la derivación de un momento histórico de los sistemas de educación en el contexto de la diferenciación, sino que tiene raíces mucho más profundas asociadas a las distintas evoluciones históricas de la educación media y a la educación superior. Mientras que las Universidades nacieron trasplantadas en la fase colonial y con el rol de la evangelización y la colonización, la educación básica y media tienen profundas raíces nacionales.
Ambos sectores han conformado distintos niveles de autonomía, ya que mientras que la educación media carece y en general dependen muy estrechamente de los aparatos ministeriales, la educación superior en la región desde inicios y mediados del siglo XX se consolidó bajo un modelo fuertemente autonomista que le dio su actual fisonomía. Esta diferenciación de grados de autonomía, se vio ampliada en los 70, en el marco de la libertad de mercado que fue la base de la expansión de la educación privada confrontada con las normas, los colegios y las diferencias de nivele. Este nuevo movimiento educativo, agregó a la tradición desarticulación entre la media y la superior, una nueva frontera, entre lo público y lo privado, situación que no existía en el en el contexto de la educación de elites y de la educación monopólica prexistentes en la región.
En este sentido, la desarticulación es una derivación de la diferenciación institucional que promovió tipos distintos de instituciones, de la diferenciación binaria publico y privada, de la diferenciación pedagógica en término de niveles de calidad, de las diversidades disciplinaria que se incentivaron ante la expansión de nuevos saberes, de la irrupción de las NTIC que creó la existencia de una nueva modalidad virtual, conceptualmente distinta de la presencial, de la diferenciación entre tipos de saberes entre las instituciones universitarias y las instituciones no universitaria. Finalmente cabe destacar ante la irrupción de los postgrados como la educación de la sociedad del conocimiento, la diferenciación entre el tercer y el cuarto nivel, así como de la multiplicidad de niveles en postgrado todo lo cual reforzó la desarticulación.
La desarticulación de la educación superior significó que esta se transformase en una secuencia de rupturas con distintos niveles autónomos y desconectados en términos pedagógicos y administrativos que facilitaron la deserción y el abandono en el contexto de multiplicidad de opciones. Tal desarticulación generó altos niveles de ineficiencias económicas para las familias y el gobierno, y ella junto con la existencia de estudios terminales que limitaron la expansión de la educación permanente. Sin embargo, más allá de las diversas fronteras interinstitucionales, el eje central que incentivó la desarticulación en toda la educación, ha estado asociado a la gestación de niveles de calidad no homogéneos. La educación carece de una lógica sistémica como servicio público de educación, y más funciona a través de un conjunto desarticulado de instituciones con prácticas y modalidades autárquicas que perecen mostrar una dinámica casi feudal y no sistémico.
Además, existen niveles de descentralización en los ciclos básicos, medios y superior que restringen políticas de articulación, en base a pertinencias, calidades y pedagogías diferenciadas, en el marco de circuitos diferenciados de escolarización con distintos niveles de calidad. Tal proceso ha sido una derivación de la existencia de marcos normativos que establecen la autonomía de las universidades públicas y libertad de mercado de las instituciones privadas, lo cual ha dificultado el establecimiento de políticas de coordinación o articulación.
La libertad de los estudios
La articulación no significa una homogeneidad de modalidades pedagógicas o institucionales, sino la posibilidad de conciliar las libertades en el marco del respeto a las demandas educativas que requieren la posibilidad de la existencia de múltiples recorridos académicos en función de las capacidades e intereses de las personas con roles y características propias y específicas de cada nivel o modalidad. No se refiere a meros conectores entre las múltiples instancias del panorama educativo, son vías de doble tránsito que permiten múltiples interacciones de modalidades educativas distintas, cada una con sus propias especificidades y necesidades. Esta articulación sin embargo, no se reduce a nodos al interior de los sistemas educativos, sino también a su exterior, en relación a la praxis, al mundo del trabajo, a la investigación, a la acción social, o a las infinitas posibilidades de conexión entre la sociedad que es un organismo que transfiere permanente información y que en dicho proceso requiere conceptualización, clasificación, investigación y transferencia de saberes.
Sin embargo, además, la articulación no puede concebirse como un fin en si mismo, sino como un medio para permitir los recorridos académicos de aprendizajes personales de saberes, en tanto es el instrumento para facilitar la educación permanente en libertad a través de la creación de sistemas educativos Ello por cuanto es el mecanismo para reducir la tasa de deserción y abandono que mayoritariamente se produce al concluir los ciclos existentes o durante el proceso al no existir salidas intermedias, así como para favorecer la educación permanente en un contexto de alta flexibilidad laboral y para dar libertad a las personas en la escogencia de sus opciones de vida, no limitando sus posibilidades en términos nacionales e internacionales y permitir crear nuevos espacios de saberes.
En las nuevas concepciones y prácticas educativas, la movilidad estudiantil se confirma como una modalidad pedagógica de aprendizaje cada vez más significativa en entornos globales de sociedades libres, en tanto los recorridos no son solamente disciplinarios sino que hay otros abordajes de tipo transdisciplinarios o integrado a la práctica que sólo son posibles en el marco articulaciones interinstitucionales.
Como articular la educación y crear sistemas con múltiples articulaciones está en el centro mismo de las políticas educativas, y se pudiera visualizar que ellas refieran a concepciones diferenciadas sobre las relaciones entre el Estado y la sociedad. También la diferenciación estará referida a modelos basados en la autoregulación y modelos basados en normas obligantes. Entre las modalidades más significativas podemos definir:
1. Esquemas de articulación con alta flexibilidad y libertad de las instituciones educativas sobre la base de estándares comunes de calidad
2. Esquemas de articulación sobre la base de la legalización de las opciones y de las decisiones que crea el mercado
3. Esquemas de articulación sobre políticas públicas que establezcan los procedimientos claros de articulación, muchas veces sobre la base de la creditización de los aprendizajes.
4. Esquemas de creación de ámbitos institucionales como conectores y puertas que permitan el reconocimiento, revalida u homologación de saberes adquiridos en otras modalidades educativas
Los desafíos para promover la articulación al interior de los sistemas de educación superior
Hemos referido que la creación de sistemas de educación ha partir de articulaciones, no se remite meramente a las que se realicen al interior de los aparatos educativos, sino que requiere tener una visión global del problema. Las instituciones deben producir cambos que les faciliten esos procesos de conexión ya que el saber parece tender a la autarquía. En este sentido el desafió es conciliar la diferenciación institucional y pedagógica con la necesidad de promover la articulación, los saberes especializados con los saberes básicos, los ámbitos disciplinarios con los enfoques transdisciplinarios. Las áreas de las potenciales articulaciones son múltiples: entre la educación y el mundo del trabajo que asume la forma de pertinencia; en la transición de la básica a la media y de ésta a la superior que son los momentos de mayor repetición y abandono, entre unidades académicos de una misma institución; entre instituciones tanto públicas como privadas a nivel de pregrado y postgrado, entre niveles de saberes especializados, entre las instituciones no universitarias y las universitarias, entre instituciones nacionales y extranjeras, entre distintas modalidades pedagógicas (presencial y virtual), así como entre los distintos niveles del postgrados (diplomado, especialización, maestría, doctorado, etc.)
La sociedad del conocimiento está además imponiendo nuevas exigencias a la educación que derivan en múltiples demandas de calidad que le imponen un funcionamiento sistémico para ser más eficaces y eficientes en la creación de saber. La fuerte expansión, renovación y obsolescencia disciplinaria, la multiplicidad de proveedores locales y externos en todas las modalidades educativas, las demandas sociales por una educación permanente que renueve las competencias en mercados laborales muchas veces precarios y flexibles, y la violenta expansión de los niveles de especialización expresados en los postgrados, reclaman múltiples articulaciones que permitan recorridos transdisciplinarios, interinstitucionales e internacionales como mecanismos de aprendizaje y de generación de nuevos saberes.
Tales escenarios presionan e incentivan debates sobre transformaciones necesarios en las concepciones académicas, ya que obligan a reflexionar sobre la necesidad y posibilidad de currículo libres hechos por las personas a su medida, de cuando corresponde establecer la apertura de saberes básicos y saberes específicos, en cómo certificar los recorridos de saberes transdisciplinarios, así como en como articular los saberes teóricos y los saberes prácticos.
Algunas uevas políticas de articulación
Algunos desarrollos de las políticas públicas en la región han puesto el eje en la construcción de sistemas integrados de educación superior. Tres casos podemos sometamente analizar para visualizar esas tendencias. En Panamá, recientemente se aprobó la Ley de Aseguramiento de la Calidad, en el cual al frente del IESALC pude colaborar junto a un grupo de expertos asesores compuesto por Carlos Olivares de Chile, César Villarroel de Venezuela y Ramón Daza de Bolivia. En dicha Ley se crea un ámbito común de las Universidades Públicas y por sobre todo se estrablece que se crearán mecanismos para que los estudiantes egresados de carreras técnicas podrán continuar sus estudios a nivel universitario. En Venezuela, la fuerte polémica sobre la ley de educación superior, que también tuve la honra de colaborar y en la cual se realizaron casi 120 reuniones a nivel nacional para debatir visiones, puso de manifiesto que todos comparten la necesidad de establecer una dinámica sistémica de la educación superior, pero mientras que para unos se debería pasar en la autonomía de sus integrantes, para otros debía pasarse en el control Ministerial. Finalmente, aquí en Argentina, el Ministerio de Educación ha creado un fondo para que algunas Universidades trabajen integradamente con los institutos de educación media para articular los procesos académicos y de recorridas. Cada vez parece haber muchos màs emeplos en este camino. No en balde, la UNAM es la primera universidad y en ello seguramente debe tener también un incentivo, el que el 80% de sus alumnos provengan de su propio bachillerato, con fuertes dinámicas de articulación entre ambos niveles al interior de la propia institución.
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