Balance del Congreso Nacional de Educación: la
política como centralidad
Eco. Claudio Rama (Dr. ED; Dr. DER)
Artículo publicado en La República - julio 2018
Por tercera
vez (2006 y 2013) se realizó en el 2017 el Congreso Nacional de Educación a
cuyas actas e informes publicados en su web se agrega ahora un libro con los
debates de sus relatorías y conclusiones, que permiten tener una acabada perspectiva
el evento.
Con 722
delegados designados representantes de ámbitos territoriales y sectoriales y
una efectiva participación de 402, correspondiente al 52%, el evento se realizó
en el interior y su relativo carácter masivo repercutió en la organización del
evento y en la infraestructura planificada que sobrepasaron la planificación
prevista y afectaron temporalmente el funcionamiento colectivo según se refiere
en las actas.
El Congreso
tuvo como eje central promover y legitimar el proyecto de creación de la Universidad de Educación que
el Gobierno presentó por segunda vez al Parlamento. Por ello incluso, el propio
nombre del Congreso se hizo en homenaje a Enriqueta Compte y Riqué (1866-1949),
no al hecho de haber sido ésta impulsora de la educación preescolar, sino al
hecho de que la insigne maestra, nacida en España de donde vino muy joven, presentó en 1926 un Proyecto de Creación de la Facultad de Pedagogía,
más allá que éste quedara marginado frente al proyecto del rector Vaz Ferreira
que condujo a la creación legislativa de la Facultad de Humanidades de la
UDELAR, más centrada en cursos libres y estudios culturales generales que en la
formación pedagógica de los educadores.
El Congreso
Nacional de Educación discutió sobre lo sagrado y lo divino de la educación,
atento a una amplia participación en encuentros previos, especialmente en el
interior y la ausencia de un diagnóstico conductor de la situación real de la
educación. Fue así pensado como una gran
tormenta de ideas que recorrió los paradigmas tradicionales. Aunque se planteó por
parte de Pablo Da Silveira, que actuaba en representación del Partido Nacional,
que hubiera un informe de la situación
educativa del país a cargo del INEEd, incorporar aportes de especialistas del
mundo académico, invitar a realizar exposiciones a organizaciones de la
sociedad civil, realizar una feria de experiencias innovadoras, elaborar un
plan de urgencia educativo y que participaran representantes del Poder
Legislativo, la Comisión organizadora
descartó esas propuestas y el evento se
constituyó más en una gran caja de reflexión abierta con escaso rumbo que no
fuera el proyecto gubernamental de creación de la Universidad de Educación.
Pero tampoco
el eje articulador era buscar aportes, experiencias o incluso negociaciones con
miras a alcanzar un proyecto legislativo de consenso, sino que se reivindicaba
que ya en 2006, los docentes aprobaron la creación de una universidad de la
educación autónoma, cogobernada, nacional, pública y gratuita, y que si no
fuese como se exigía, que no se debía aprobar la creación de la Universidad.
Todo o nada. Incluso cuando se planteó poner como centro un sistema de educación superior pública, ello
fue desechado en tanto el centro era exclusivamente la Universidad de
Educación.
Sin embargo,
también está visión dicotómica reveló la ausencia de consensos claros en la
comunidad de los profesores y maestros egresados de los institutos terciarios
públicos respecto a la creación de la Universidad y sus beneficios o desventajas del egreso con título
universitario para los actores involucrados. El pago del Fondo de Solidaridad
sobre volaba el ambiente. En los análisis se planteó una transición para
permitir igualdad de condiciones para los profesores del interior, de
correspondencia y equiparación curricular, la preocupación de la oferta docente
que surgiría con la Universidad de Educación y también la verdadera preparación
de profesores frente a los futuros estudiantes universitarios. También
surgieron interrogantes sobre las elecciones de cargos en la estructura
universitaria; si habrá oportunidades para los estudiantes de los IFD para
adquirir la condición de universitarios; en cómo se irían a contabilizar los
créditos para su reválida, si tendrán el mismo peso los cursos presenciales que
los realizados a través de plataformas virtuales o sobre cómo se contabilizarán
los créditos de las universidades privadas.
En relación
al cogobierno, aunque se cuestionó si este es el camino para gobernar la futura
universidad, predominó el enfoque de un gobierno autónomo de los órdenes
estudiantil, docentes y egresado, aunque
también se planteó un cuarto orden integrado por los funcionarios no docentes y
que este sea a nivel nacional y en todos sus centros, rechazando la presencia
del Poder Ejecutivo, la UDELAR o cualquier actor social o institucional externo.
Todo estuvo marcado a la partitura del proyecto de Ley del Poder Ejecutivo.
En este escenario el Congreso Nacional de
Educación dejo fuera del debate demasiados temas importantes. Se posicionó como
un evento político de apoyo al proyecto de Ley del Gobierno y en tal sentido fue
estrecho en el análisis de las dinámicas de la educación preuniversitaria y
pública. Se careció de un enfoque global, se centró en los docentes y no en los
verdaderos destinatarios de la educación como son los estudiantes o la
sociedad, se pensó en clave de cargos en esa futura universidad y no se
atendió, ni los problemas reales ni los temas d equidad o calidad. En esta
materia, las laterales reflexiones no refirieron a la necesidad de un sistema
de aseguramiento externo de la calidad, a un sistema de ascensos basados en los
méritos y evaluaciones externas, en la necesidad de expandir los posgrados en
el país, en un análisis de la situación real de la educación en el país y a
partir de allí la formulación de opciones y recorridos.
Fue como una explosión de ideas, y una mirada
al ombligo pero sin un diagnóstico externo y preciso cuando la sociedad avanza
a pasos acelerados a un cambio tecnológico. Pero los cambios en los
conocimientos, en los mercados de trabajo, en las tecnologías educativas, en la
centralidad del estudiante y en nuevas formas de gestión en red y
descentralizadas no están en la agenda.
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