lunes, 24 de septiembre de 2018

“La reforma de la educación superior uruguaya” Eco. Claudio Rama (Dr. ED; Dr. DER)

“La reforma de la educación superior uruguaya” Eco. Claudio Rama (Dr. ED; Dr. DER) (Introducción del libro: Claudio Rama: “La Reforma de la educación superior uruguaya”, Magro editores, Montevideo) Publicado en La República, agosto 2018 El Uruguay tiene ante sí, como país, enormes limitaciones para su desarrollo en el largo plazo: escaso mercado interno, estructura demográfica envejecida, alta corporativización de su vida social, alto burocratismo e ineficiencia estatal que crea una alta carga tributara, baja productividad laboral, reducida tasa de crecimiento poblacional, alta concentración poblacional del territorio con enormes dinámicas centralistas en casi todos los ámbitos y alta regulación laboral que torna poco flexibles las dinámicas económicas. Y con los años ha ido agregado escasas competencias profesionales y laborales asociado a la debilidad de calidad de los procesos educativos. Desaparecida la utopía de la sustitución de importaciones y la industrialización ante la realidad de las nuevas escalas globales, asistimos lento y continuadamente al cierre de empresas acicateado por el alto peso de las estructuras impositivas. La efímera utopía de ser un país petrolero o minero hace las oportunidades del desarrollo más estrechas y acotadas. Sin zonas francas o desgravaciones impositivas los caminos del empleo y del trabajo son débiles y con baja viabilidad como se ve en el cierre permanente de empresas ante algún jaqueo impositivo, sindical o del tipo de cambio. La propia pequeña empresa familiar languidece entre la escasa flexibilidad laboral, los pesados impuestos, el escaso mercado interno y la existencia de núcleos familiares pequeños dada la baja tasa de natalidad y la dificultad de socializar costos por esa vía. Estos temas son estructurales y han empujado a concebir en el curso de la historia uruguaya, el camino educativo y el agregar valor agregado de conocimiento como la opción societaria para un desarrollo sustentable. La fundación temprana de la Universidad (si comparamos con países pequeños como Panamá o Costa Rica aunque finalmente inició sus cursos terminada la Guerra Grande), el proyecto de escuela pública obligatoria y gratuita de Varela, la creación temprana de liceos departamentales con Figari, la creación de un centro terciario de formación de profesores con Grompone, han sido algunos de esos impulsos en la historia. Pero el freno político, la escasa atención a la calidad y la ausencia de innovaciones han sido los ejes del mundo educativo desde los sesenta, donde el diagnóstico de la CIDE ya mostraba parte de esa tragedia educativa. La utopía de una educación de calidad quedó más que todo en el tintero, y la educación se tornó en un campo de la política y la política distribuyó poder y autonomía en lugar de calidad, descentralización y recursos. Esa lógica fue empujando el abandono de los enfoques meritocráticos. Desde los 60 sin embargo a nivel mundial la mirada sobre el desarrollo ha ido hacia la educación y el mejoramiento del capital humano como base de mejores externalidades, salarios y eficiencias sociales. Ha sido un fenómeno de un mundo que lentamente ha encontrado en la sociedad del conocimiento y la información, y por ende en el esfuerzo a la calidad y los méritos, la palanca del desarrollo y el mecanismo de creación de valor. Más acuciado que otras naciones por las limitaciones estructurales, una parte importante del país comenzó a tomar conciencia de la necesidad de dar un lento viraje y volver hacia la introducción de reformas educativas. La apertura económica, también llevó al regreso a la producción agropecuaria como perspectiva de futuro, pero ahora sobre la base de la creación de mayor valor agregado de conocimiento. Pasada la ventana de oportunidades de las innovaciones industriales, la mirada al campo es coincidente con el inicio de un ciclo global de innovaciones centradas en biotecnologías. Con ello la educación superior se volvió en el camino más importantes para amplios sectores, y con ésta nueva mirada se visualizaron más claramente los múltiples bloqueos que habían determinado la falta de dinamismo educativa y sus negativos resultados en términos de equidad, calidad, eficiencia y cobertura por no decir los lamentables niveles de aprendizajes, la alta deserción, la escasa especialización y el bajo esfuerzo al mérito es las estructuras escolares. En estas dinámicas es que se gestó la lenta reforma universitaria desde 1984 hasta 2012 caracterizada por la diferenciación institucional y que analizamos en este libro y que empuja hacia la lenta regionalización, universitarización de la formación docente y universitarización de la formación técnica, e incluso la universitarización de la formación militar y la formación artística. Son estos procesos en debate, y sobre todo de resistencias, ya que son también reformas en el poder, en las formas de ejercer el poder en el mundo de la educación. No es meramente una cuestión técnica que está requiriendo un nivel de competencias superiores para viabilizar roles diferenciados del Uruguay en la división internacional del trabajo y en su inserción global. Sin ellas, el país entrará en algún momento en dificultades. No es plausible pensar que los precios de las materias primas tengan crecimientos infinitos, ni tampoco pensar que la biotecnología no cambiará el la producción y el comercio de los alimentos. Fue el sueño de los países petroleros y Uruguay muestra como la matriz energética se puede cambiar en pocos años. Muchos países, la mayoría, sin embargo en materia universitaria, ya han recorrido el camino de la reforma de la diferenciación y están recorriendo las reformas más modernas y contemporáneas: las de la calidad, las competencias, la posgraduarización, la internacionalización o la virtualización. El país, está en este sentido recorriendo un camino que otras nacionales han recorrido hace ya varias décadas. Lo que difiere es que es ésta una reforma casi sin rumbo, con dinámicas marcadas por luchas políticas, viejos paradigmas y sistemas corporativizados. Es una reforma que carece de un rumbo explícito consensuado, y que ha sido más que todo una arena de conflictos y tensiones institucionales. No es esta sin embargo una discusión sobre la universidad, sino sobre el futuro del Uruguay, sobre la utopía y las dificultades de construir un país minúsculo en un entorno global altamente complejo, competitivo y basado en el conocimiento y la educación.