Articulo: Los caminos del cambio universitario. (III). La evaluación y la acreditación externa
Diario El Nacional, Caracas, Venezuela,
20 de abril, 2009
Ha sido sin embargo su impacto mucho más rápido y silencioso. Más técnico que político, más docente que estudiantil, más gubernamental que universitario, más legal que ideológico. En tal sentido, en casi todos los países se han creado desde 1995, cuando se produjo la creación de la primera agencia (CONEAU: Argentina) agencias de evaluación y acreditación y para el 2008, apenas quedan algunos países -entre los cuales Guatemala, Honduras, Venezuela, Bolivia y Uruguay- que no han creado estos ámbitos académicos, colectivos y representativos de resguardo y promoción de la calidad universitaria.
No ha sido éste sin embargo un proceso exento de tensiones universitarias y de resistencias políticas. Muchas de las grandes universidades corrieron a los tribunales a presentar reclamos a la violación de la autonomía o amparadas en esa autonomía no se sometieron a esos procesos de aseguramiento de la calidad. Muchas universidades privadas han presionado para que se establecieran sistemas más libres y flexibles.
Ha sido un nuevo escenario donde entre la autonomía universitaria y la libertad de mercado, se han establecido nuevas variables asociadas a la calidad, a la regulación, a dinámicas sistémicas y a estándares crecientemente internacionales. Ha sido y es un nuevo escenario que reconoce la dificultad histórica de las propias universidades en garantizar los estándares de calidad, en definir a la calidad como el único norte significativo y de largo plazo de las universidades.
La evaluación y la acreditación se ha consolidado como el eje para producir información, para poder establecer metas y objetivos institucionales, para poder verificar mejorías, para identificar debilidades, para acercarse a la cada vez más acelerada y distante frontera de saberes que está promoviendo la sociedad del conocimiento, para construir mejores estándares colectivos de calidad, para asegurar la información verdadera a los consumidores y a la sociedad, para establecer estándares mínimos de calidad ante la enorme diferenciación institucional y disciplinaria.
Los balances muestran que varias universidades y sistemas de educación superior en la región han cambiado significativamente gracias a estos procesos, e inclusive que la fuerte resistencia de muchas universidades ha esos procesos, es hoy parte de la historia y la mayoría asume someterse a procesos de evaluación y acreditación objetivos, académicos y consensuados. Las arenas de tiempo muy rápidamente han cambiado el mundo universitario construido sobre las bases de los monopolios y los sistemas internos de garantizar la calidad.
El recorrido de este proceso ha sido complejo: bien fuesen sistemas voluntarios pero asociados a estímulos económicos para los docentes en unos casos y al aseguramiento de recursos públicos en otros, o a sistemas obligatorios asociados a la presión y la coacción de las leyes, el eje de la calidad ha reposicionado a las universidades de la región, ha sentado las bases de una enorme nueva reforma universitaria en todo el continente y ha planteado una nueva dinámica asociada al pasaje necesario entre sistemas de masas hacia sistemas de calidad, y que al tiempo ha sentado las bases de la reforma universitaria del siglo XXI, que un siglo después que las famosas banderas de la cogestión y la autonomía pone a la calidad como eje de las transformaciones de las sociedades.
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