Articulo: Los caminos del cambio universitarios (IV). La recertificación profesional
De nada sirven perfectas instituciones universitarias si a los pocos años las personas no actualizan sus saberes en contextos donde ellos se están volviendo obsoletos diariamente. Es esta una reforma de una enorme dimensión que se está desarrollando en la región y que implicará cambios revolucionarios en el correr del siglo XXI y que también implicará nuevas tensiones entre la conservación de las modalidades tradicionales universitarias y las nuevas instituciones que comienza a caracterizar la creciente sociedad global del conocimiento y la democratización del saber.
En América Latina el título académico históricamente ha dado acceso automático al ejercicio profesional. En el marco de la tradición europea continental, las universidades tradicionalmente han ejercido tanto el monopolio de la formación académica profesional como el rol determinante en la habilitación al ejercicio profesional. La graduación implicaba el fin de una etapa académica y al tiempo el ingreso en el mercado laboral.
En la nueva fase que se está conformando, asociada también a los tratados de libre comercio y a los mecanismos de integración regionales como el MERCOSUR, que están incluyendo la construcción de espacios de movilidad profesional, se avanza hacia el establecimiento de mecanismos de licenciamiento de los egresados universitarios, no sólo a través de registros públicos o colegiados, sino de pruebas evaluativas o de tiempos de pasantías profesionales. Y posteriormente un proceso permanente de recertificación de esas competencias profesionales para mantener la validez de los títulos, a través de la actualización de estudios, el ejercicio profesional calificado, la investigación, o simplemente la realización de pruebas referidas a los nuevos saberes generados en ese campo específico del conocimiento.
En esta segunda fase de la evaluación y acreditación están adquiriendo un papel significativo en su regulación, los colegios y asociaciones profesionales y científicas, asociado a la enorme diferenciación de saberes y a la democratización de los mecanismos de regulación y un creciente rol de la sociedad civil. Ambas etapas de la evaluación están estrechamente ligadas. En tanto en la primera se acreditan la calidad de la formación de los profesionales egresados, en la segunda se acredita el proceso de formación continua por su aporte a la actualización de conocimientos.
Es esta una reforma en muy rápido desarrollo en el mundo y en la región, asociada a la expansión de saberes y a la propia sociedad del conocimiento que impactará en múltiples dimensiones en las universidades, a partir del desarrollo de un currículo más ajustado a competencias genéricas, a procesos de enseñanza menos memorísticos, a nuevas ofertas académicas asociadas a la educación continua, a un cambio en el perfil de los estudiantes y a cambios en los criterios de la creditización. Son las derivaciones de la sociedad del conocimiento que promoverá ella misma, nuevas reformas universitarias para hacer a la universidad pertinente para seguir siendo vigente 1000 años más o que sentará las bases de la propia obsolescencia universitaria.
Ex Director de UNESCO/IESALC
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