miércoles, 19 de agosto de 2009

La educación superior en Bolivia



Invitado por la Fundación IDEA que dirige Rafael Badani y gracias a la sugerencia de Ramón Daza y Alvaro Padilla, esta semana dicté un curso en Cochabamba sobre la Formación y Certificacion de Competencias académicas y profesionales, en tanto son parte de un nuevo paradigma de la formación y del desempeño profesional. En el curso se reflexionó durante tres dias sobre las competencias y el currículo por competencias, la flexibilización educativa, los sistemas nacionales de créditos académicos, las pasantías estudiantiles y prácticas pre-profesionales, los estándares mínimos de calidad, las distintas modalidades educativos y la especialización de los postgrados, la incorporación de las TIC y el licenciamiento y la recertificación de competencias con fuertes componentes de educación continua. Son parte de un proceso en curso, confuso, borroso y desigual, de expresiones educativas del nuevo paradigma sobre la educación en la sociedad del conocimiento. Interesante oportunidad que los amigos me ofrecieron no solo para intercambiar ideas, sino para reactualizar mi visión sobre la educación superior en Bolivia y sus debilidades y fortalezas.
La carencia de sistemas de créditos que permitan la movilidad y la evaluación de los aprendizajes, la falta de estándares mínimos de calidad homogeneos, la dualidad de políticas de regulación y de funcionamiento entre el sector público y el privado, la alta diferenciación de niveles al interior del sector privado, un exceso de algunos enfoques mercantiles en un contexto donde el marco normativo permite que las universidades funciones como sociedades anónimas, la carencia de sistemas de promoción de la calidad, un nivel de representación estudiantil en el sector autónomo del 50% en el co-gobierno que ha flexibilizado en exceso la necesaria rigurosidad de los sistemas de aprendizaje y ha puesto de hecho a los estudiantes a imponer sus concepciones sobre la calidad, la ausencia de prácticas y pasantías obligatorias, una orientación restrictiva a la educación a distancia y la ausencia de políticas de incentivo a los postgrados que se deben todos autofinanciar y que los vuelve en exceso mercantiles, son algunas de las grandes debilidades de un sector universitario que crece en forma importante y donde el gobierno solo parece observar dos elementos: el acceso de la población indígena y la autonomía de las Universidades como ámbitos que pueden afectar su concepción centralista.

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