El presupuesto educativo en discusión en medio de la crisis - publicado en La República
El
presupuesto educativo en discusión en medio de la crisis
Eco.
Claudio Rama (Dr. ED; Dr. DER)
La discusión
del presupuesto de la nación y especialmente el de educación se empezará a
discutir en el peor contexto de la historia económica de los últimos años. No
sólo se inicia en un escenario de un déficit fiscal del país de 4,6% del PIB que implica por ende una diferencia a
financiar de US$ 2.576 millones en el año móvil cerrado a abril, sino de un
elevado nivel de pago de la deuda como resultado de varios años de déficit
acumulados por estar gastando más que los ingresos e incrementos de presupuesto
y que han llevado a la deuda externa bruta del país a alcanzar el 66,28% del
PIB y la neta a 33.3% del PIB.
La
deuda externa del 2004 que era de 14 mil millones, en el 2019, alcanzó a 42.705
millones
de dólares. Sólo por intereses de la deuda se pagó en el año pasado 993
millones de dólares, casi la mitad de todo el presupuesto de la ANEP del 2019
que alcanzó a 2025 millones de dólares. O sea mucho más que el presupuesto del
2019 de la UDELAR (507) más el del
Ministerio de Educación y Cultura (120) y la UTEC (23) que entre los
tres alcanzaron apenas a 650 millones de dólares frente al pago de 993 de
intereses de la deuda, y que no incluye amortización del capital, o sea de la
propia deuda.
La realidad
ha sido de un país que ha gastado más que los ingresos de exportaciones y
servicios, que ha aumentado la deuda y que a la vez ha aumentado el pago de
intereses y que además ha estado aumentando sistemáticamente los impuestos para
cubrir el gasto. Y que cuando los enormes ingresos derivados de los precios
internacionales cayeron, siguió aumentando el gasto.
El
presupuesto educativo también estuvo marcado por un escenario con un elevado nivel de gasto, y fue incluso superior a mucho
del presupuesto de toda la sociedad. Entre el 2004 y el 2018 el gasto público en
educación creció a una tasa promedio anual del 6,8% que significó un
crecimiento acumulado en todo el período de 170%. En la primera fase del 2004
al 2010, el crecimiento anual en términos reales del gasto en educación fue del
9,2%, mientras que en la segunda fase hasta el 2018, el crecimiento aunque se
redujo, fue anualmente en términos reales cercano al 3,6% todos los años. Así, el presupuesto educativo tuvo una notoria
fase de crecimiento respecto al PIB del 2004 al 2009, una de relativa
estabilidad entre el 2010 y el 2015, y nuevamente una de crecimiento hasta el
2018. En síntesis, el crecimiento del
presupuesto público destinado a la educación creció en promedio en mayor
proporción que el PIB en todos los años, salvo 2010 y 2015. Así, pasó de representar el 3.2% del PIB en el
2004, al 5,8% en el 2019, y si lo medimos como porcentaje de gasto dentro de
los gastos del gobierno central pasó de 14% en el 2004 al 17,6% en el 2018.
En términos
constantes (de 2018) todo el gasto en educación pasó de 34,5 mil millones a
93,4 mil millones de pesos, lo que significa un crecimiento de 2,7 veces.
Algunos subsectores crecieron menos y otros crecieron más. Así, por ejemplo el
gasto en la educación policial y militar se redujo al pasar de 980 millones en
el 2004 a 890 millones en el 2018 mostrando la menor prioriad en seguridad, y
al tiempo el incremento del gasto del Pedeciba, Instituto Pasteur y ANII, pasó
de 42 millones en el 2004 a 839 millones de pesos constantes en el 2018, o sea
un incremento de 20 veces, y su índice en base 100 en el 2004 alcanzó a 1997 en
el 2018. Ciencia y Tecnología pasó de
316 millones en el 2004 a 1049 en el 2018, o sea un crecimiento de 3,32 veces,
o sea también superior a la media de todo el gasto en educación. Ello a pesar
de no haber incidido significativamente en la proclamada política de alcanzar
el 1% del PIB destinado a la investigación. El gasto de la UDELAR pasó del 0,6%
del PIB en el 2004, al 0,9% del PIB del 2018, en tanto que el gasto de la ANEP
pasó del 2,4% al 3,5% en ese mismo periodo, cuando el PIB alcanzó a 57 mil millones.
Ello mostró
las prioridades en educación y dentro de ellas centradas en gastos de salarios
y en nuevas contrataciones especialmente en la UDELAR. En el gasto educativo,
las remuneraciones fue lo que más creció. Mientras en que en la ANEP en el
2004, el rubro de remuneraciones se llevaba el 78,3 % del gasto, en el 2018,
alcanzó el 86,97% de un gasto que se multiplicó por 2,75 veces en ese período. El
salario docente promedio en la ANEP en promedio en términos reales pasó de
21064 en el 2004 a 37.375 en el 2018, que representó un incremento de 4,5% interanual.
En la UDELAR los gastos en remuneraciones corresponden al 81% del presupuesto,
en tanto que los gastos de funcionamiento 13% y los de inversiones el 6%.
Muchos de estos se financian además con los recursos del Fondo de Solidaridad
que pagan los profesionales. El
crecimiento de las remuneraciones durante todo el periodo fue de 163% acumulado
como resultado de un incremento anual de 7% en términos reales. Pero fundamentalmente el presupuesto se
distribuyó en profesores de tiempo completo, que alcanzaron a 1200, y donde la
mayor parte de las designaciones fueron arregladas en términos políticos,
conformando un cuerpo de elites docentes frente a los miles de profesores de
tiempos parciales y por hora.
Los niveles
de cobertura sin embargo no crecieron en las mismas proporciones ni tampoco los
niveles de calidad que se carecen de indicadores. Los indicadores del
crecimiento de los egresos en todos los niveles no están correlacionados con
estos incrementos de gastos presupuestales públicos. Si lo vemos en costo por alumno en toda la
ANEP se pasó de 35.360 pesos por estudiantes en el 2004 a 92.242 pesos por
estudiante en el 2018.
El debate
recién empieza y sin duda que será tenso como siempre son las discusiones del
Presupuesto en el actual contexto de restricciones. Sin duda que pensar
crecimientos es imposible en el sector de educación que ha sido altamente
favorecido, a pesar de que sus resultados han sido todos satisfactorios. Hoy
corresponderá comenzar a pensar en focalización del gasto en algunas áreas que
no han sido protegidas suficientemente, en mayor eficiencia, en mejores
aprendizajes y menores gastos gracias al aumento de intensidad en el uso de
tecnologías de comunicación e información, en redistribución del gasto para
alcanzar mayores eficiencias y sobre todo en mejores indicadores de medición,
monitoreo y evaluación. No todo gasto educativo de por si socialmente
eficiente, y la necesidad de un uso eficiente y eficaz de los escasos recursos
está en la agenda, y sin duda debería haber estado siempre en la tapa del
libro.
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