viernes, 27 de julio de 2007

Entrevista: "La metamorfosis de la educación superior en América Latina"

Entrevista Publicada por Universia - Uruguay, 27 de julio del 2007

Universia (U)- ¿Qué caracteriza a la actual Educación Superior?, usted habla en uno de sus libros de una metamorfosis expresada en la Tercera Reforma de la Educación Superior? ¿Qué implica esta Tercera Reforma?

Claudio Rama (CR)- El eje central de la reflexión de la investigación de esta Tercera Reforma lo que marca es que más allá de la periodización y de las etapas históricas, hoy hay un nuevo contexto de la Educación Superior en América Latina y, en general, en el mundo, que está fuertemente marcada por la internacionalización.
Esto básicamente lo que sostiene es que algunas de las variables determinante de la Ecuación Superior hoy tiene un gran componente internacional. La evaluación, los posgrados, la educación virtual, la internacionalización son un conjunto de componentes, que, de alguna forma, marcan el nuevo escenario de la Educación Superior. Este escenario está marcado por variables internacionales, determinantes internacionales, niveles de competencia internacionales, niveles de exigencia internacionales
En este nuevo contexto de lo que podemos llamar la Tercera Reforma y los impactos, es obvio que lo que hay son nuevas exigencias del mercado laboral y nuevas demandas de la sociedad. Esas nuevas demandas de la sociedad también están significando demandas de las personas por estudiar más. En América Latina esto se está expresando en un fuerte incremento de la demanda de las personas por estudiar. Lo que llamo la masificación de la Educación Superior.
Muchas veces tendemos a creer que la masificación se dio en las décadas anteriores, pero los datos muestran que la masificación es un fenómeno muy reciente de los sistemas de Educación Superior de América Latina.
Pensemos que América Latina en 1950, cuando ya habían 30 años de la Reforma de Córdoba apenas tenía el 1.9% de la matrícula, 260 mil personas. En la década del 60 hay medio millón de personas. El motor se empieza a encender desde los años 80. El motor significa tasa de crecimiento de la Educación Superior muy superior a las tasas de Educación Media, y muy superior a las de la Educación Primara, y muy superior al crecimiento de población entre 20-24, y muy superior al crecimiento económico.
Tasas de crecimiento de 8 y 10% en forma estable en los últimos años, pero, además, esas tasas cada cinco años empiezan a ser mayores. Y ha llevado a que la Educación Superior en América Latina, según los datos que analizamos en los estudios del IESALC, estamos hablando de 15 o 16 millones de personas, estamos hablando de una graduación de 1 millón de personas por año, estamos hablando de la incorporación a la matrícula de casi 1 millón 200 mil personas por año. Estamos hablando de una tasa de cobertura sobre la población de 20-24 que puede estar ya en el entorno para el año 2007 en perspectiva de un 33 o un 34%.
Entonces, estamos en un escenario de lo que fue la década del 60 en la Educación Media, de lo que fue la década del 40 en la Educación Primaria, con un enorme nivel de expansión. Además de los cambios en los mercados laborales, y de las nueva demandas de la sociedad en términos de competencia, estamos en un escenario en que las familias son las que están haciendo lo que yo llamo una estrategia de supervivencia.

Hace muchos siglos la migración de España a América fue una estrategia de supervivencia. Mandar el hijo al ejército o a la iglesia era una estrategia de supervivencia. La urbanización en América Latina en la década del 40 y del 50 fue un fenómeno de estrategias de supervivencia. El incremento en la participación de la mujer en la fuerza de trabajo y en la población económicamente activa es una estrategia de supervivencia. Así como el aumento de las horas de trabajo de los hombres en la década del 60 y del 70.
Concibo que la nueva estrategia de supervivencia de las familias latinoamericanas está siendo la Educación Superior. Porque ya no existen otros niveles de movilidad social ascendente, porque el espectro del empleo público es un empleo público creciente y con bajos niveles de remuneraciones, y, al mismo tiempo, porque la tasa de creación de empleos es relativamente reducida en el sector formal, los padres latinoamericanos están promoviendo significativamente la Educación Superior.
Este proceso de masificación se da en un contexto de internacionalización. La internacionalización es uno de los fenómenos que está marcando, y uno lo constata en el caso de Uruguay, cómo la opción de educación incluso está asociada a la opción de emigración. O sea, no es que anteriormente la estrategia de supervivencia era la emigración, en la medida que uno dice que estudio aquí para después, ya te dice que la estrategia de supervivencia es la educación, la segunda la de emigración.
Este escenario está transformando la estructura universitaria, creando la diversificación institucional, transformando y promoviendo cambios en el currículum, cambiando las configuraciones de las organizaciones universitarias en su interior, expandiendo la educación privada, promoviendo una mayor flexibilidad de las estructuras organizativas. De alguna forma, a partir de este gran proceso, no como única variable, pero sí como una variable significativa se están produciendo muchos de los cambios que apuntan hacia un contexto internacional.

U- Usted decía que existe una demanda creciente de Educación Superior por parte de las familias de América Latina, ¿cómo ha sido la respuesta de los sistemas universitarios latinoamericanos?

CR- La primera expresión del sistema universitario fue la diferenciación. Cuando tú tienes sistema de elite de muy baja cobertura, con pocas diferenciaciones disciplinarias, con pocas complejidades organizativas, de alguna forma puedes tener instituciones simples. Lo que ha producido la masificación es la enorme complejización de las instituciones universitarias y la diferenciación.
Con diferenciación queremos decir que hoy tenemos instituciones públicas y privadas, religiosas y civiles, laicas y militares, virtuales y presenciales, a distancia y especializadas. Tenemos una enorme diferenciación institucional.
Segundo, tenemos diferenciaciones en los niveles de calidad. En la medida en que no teníamos sistemas de aseguramiento de la calidad, y también porque las instituciones se van jerarquizando. Antes teníamos un sistema más homogéneo, y hoy tenemos una enorme diversidad: instituciones con más calidad- menos calidad, instituciones complejas-no complejas, instituciones de investigación-instituciones de posgrado…Pero también tenemos una complejización.
Una institución universitaria atiende sedes, pregrado, posgrado, estudios internacionales; tiene departamentos e institutos, tiene facultades. Empieza a ser una enorme estructura compleja que genera mayores dificultades en la gestión.
Todos estos nuevos desafíos generan una revolución en la dinámica universitaria.
Podemos decir que los tres ejes centrales son: la diferenciación, la complejización y la segmentación de instituciones.
En este contexto lo más marcado estadísticamente fue la expansión de la educación privada.
Nosotros teníamos en América Latina una educación privada que era del 16% de la matrícula en 1960, y hoy, prospectiva de 2005 puede estar arriba del 50%.
La mayor diferenciación fue, primero, la cantidad de instituciones y, segundo, las universidades públicas y privadas.
Esto lo que ha marcado es la transformación de la lógica financiera. El sistema se basaba en mecanismos de financiamiento exclusivo, público para elites, y para muy poca gente.
El presupuesto del Estado para las universidades proviene del crecimiento económico. En la medida que los sistemas están creciendo a tasas del 8%, no es posible que el Estado genere los recursos del 8% todos los años, porque la economía no crece en ese nivel.
Si un país crece al 2%, al 3%, sus ingresos fiscales adicionales pueden ser de esa dimensión. Lo que efectivamente pasó fue que los Estados en toda Latinoamérica, y en casi todo el mundo, no pudieron seguir financiando las tasas de crecimiento en la educación.
Si en la educación aparecían todos los días miles de personas a las puertas de las universidades, obviamente, que el Estado no pudo financiarlo.
Esto tuvo dos respuestas posibles. Una repuesta fueron mecanismos de selección a través de exámenes, cupos, etc, que fue el mecanismo que más se utilizó en América Latina. Otro mecanismo, que se está utilizando, por ejemplo, en el caso europeo, es el que las universidades públicas cobran matrículas. El tercer mecanismo es el de no poner restricciones.
América Latina tomó en general el camino de las restricciones de calidad, con pruebas y contingentamiento. No tomó el camino de establecer matrículas para la educación pública por motivos constitucionales, legales o políticos
Solo en dos casos: Argentina y Uruguay mantuvieron las puertas abiertas.
Este sistema más allá de cómo se estructuró la relación público-privada, obviamente, dio un mayor crecimiento de la educación privada en todos los países que hicieron selección de ingreso que en los casos de Uruguay y Argentina cuyo peso de la educación privada es mucho menor. En estos casos, las universidades privadas tienden a tener más calidad, mientras que en el caso del resto de América Latina la educación pública tiende a tener más calidad que las privadas.
En Venezuela por ejemplo la universidad pública, en general, tiene mejor calidad que las privadas.
Otras transformaciones que se están procesando, fuertemente, son del lado de las disciplinas. Nosotros no teníamos, previo al contexto de la Sociedad del Conocimiento, muchas disciplinas. El campo de cantidad de carreras y facultades era muy bajo. En los últimos treinta años a nivel mundial la expansión de las disciplinas ha sido enorme. Las disciplinas se crean, se dividen.
En Uruguay hace muchos años existía solo la Facultad de Derecho, después se crea la Facultad de Contaduría, después se divide en Economía y en Administración, después Economía se divide con Sociología. O sea, que las facultades y las carreras se han ido fragmentando. Hoy a nivel mundial tenemos casi unas 150.000 disciplinas. Entonces, el otro gran proceso que se está produciendo es una expansión disciplinaria.
No significa que la masificación haya sido la causa del proceso disciplinario, la que la expansión disciplinario es el avance del conocimiento. Es la inversión de recursos financieros en investigación, es la creación de nuevas disciplinas, y la división del trabajo que está creando nuevos campos.

U- ¿Usted ve estos procesos como una respuesta positiva al nuevo contexto de la Educación Superior?

CR- Sin duda que es positivo. En esta materia ya no es cosa de decir lo que a uno le gustaría o no, sino lo que es una expresión lógica y racional. El mercado o la iniciativa privada pueden tener una mayor agilidad en la capacidad de respuestas para crear facultades, programas… El sistema universitario más grande, más sólido y más eficiente del mundo es el sistema americano. El sistema americano tiene una inmensa cantidad de instituciones privadas, pero estas son instituciones sin fines de lucro. El problema no es que la institución sea pública o privada, el problema para mí es si es con fines de lucro o sin fines de lucro.
Una universidad como la Universidad de Harvard es una institución que permanentemente está creando iniciativas, está expandiendo programas, está creando empresas tecnológicas, está desarrollando grandes proyectos de laboratorios de inversión. Es una institución que está permanentemente en un nivel de agilidad muy fuerte. Lo que se ha ido constatando es que la expansión del sector privado no es solo porque el Estado no puede financiar la totalidad de las demandas, sino porque las nuevas demandas que tiene la universidad en términos de flexibilidad, clases nocturnas, porque hay estudiantes que trabajan y necesitan clases de noche, el sector público no lo puede atender. El sector público es mucho menos flexible en América Latina por su estructura de gran fragmentación política, por la estructura de co-gestión universitaria, por las propias normas de la administración pública.
Si uno piensa, ¿dónde se están expandiendo las nuevas disciplinas?, ¿cuál fue el sector que más rápidamente avanzó para crear las disciplinas en informática? Ese es el sector privado.
El problema que tenemos es que la organización universitaria tradicional latinoamericana fue muy eficiente cuando el modelo era de elites, con poca fragmentación disciplinaria, pero actualmente no es muy eficiente.
Lo que hay que tener en cuenta es que lo que acá está aconteciendo es un cambio en la forma de apropiar el conocimiento, de crear conocimiento y de transferir conocimiento, en lo que se ha llamado el Modo 2 de conocimiento.
Anteriormente, en un esquema muy asociado a la filosofía de Descartes y de Kant, el conocimiento se asumía fragmentando. Tú dividías el conocimiento en tantas partes como fuera posible, a partir del conocimiento de las partes podías conocer la totalidad.
Había una concepción pedagógica por la cual el estudiante aprendía en el aula y la función del docente era repetirle y que el alumno a partir de esta repetición iba a poder crear. Era una concepción acumulativa del conocimiento. Las nuevas teorías pedagógicas han demostrado que no es así. Esto tiende a ser transdisciplinario como forma de apropiar y crear conocimiento, el conocimiento necesita un análisis comparativo y por eso se da la movilidad. El conocimiento no se puede formar solo en el aula, sino que se genera en el contacto con los sectores productivos, con la demanda, con la realidad y con la praxis.
Han habido cambios significativos en la forma de concebir el conocimiento, lo que trajo aparejado que los marcos institucionales más flexibles son los más eficientes para crear conocimiento. En esto también el sector privado ha demostrado la mayor capacidad. Pero también muchas de las instituciones públicas están intentando tener esquemas más flexibles, y ahí dependerá de cómo algunas instituciones puedan asumir la transformación. Está claro que en América Latina estamos teniendo instituciones universitarias que no parecen colocarse en posiciones de clase mundial. Lo que no quiere decir que las instituciones en América Latina se paren y se conformen como instituciones de nivel internacional, pero sí necesitas universidades con grandes centros de investigación, focalizadas en la Sociedad de Conocimiento.
Nuestro modelo universitario es un modelo que está basado en el pregrado y con pocos posgrados. El posgrado en América Latina no llega al 4%, o sea que de cada 100 alumnos, solo cuatro están cursando estudios de posgrados. La estructura del pregrado es con muy pocas disciplinas, y altamente profesionalizante.
Nuestras instituciones públicas, y también parte de las privadas, no están respondiendo a los nuevos desafíos. Si uno ve cuáles son las tendencias de la Educación Superior, lo que registra como elementos importantes el posgrado, la acreditación internacional, las ofertas virtuales, la creación de parques tecnológicos, el nivel de creación de patentes.
Estos son los nuevos escenarios de la Educación Superior, y lo que se percibe es que nuestras configuraciones universitarias son poco flexibles y ágiles para lograr estos nuevos desafíos de la Educación Superior.

U- En Uruguay el 80% del alumnado está en la Universidad de la República, pero al mismo tiempo las universidades privadas también aumentan en número ¿cómo ve a Uruguay en este nuevo contexto?

CR- Yo fui profesor de la Universidad de la República desde el año 1986 hasta el año 1995, o sea, 9 años. También fui alumno o profesor de la Universidad ORT, Universidad Católica y la Universidad de la Empresa. Menos en la Universidad de Montevideo, a las demás las conozco. En la UDE fui profesor 6 años, en la ORT hice una maestría, y en la Católica hice un posgrado.
De alguna forma lo que pude visualizar era que la masificación de la Universidad de la República la estaba deteriorando a nivel de calidad.
Una vez estaba dando clase en la UdelaR y entró una señorita con una máquina de escribir. Paré la clase y le dije “señorita, estoy dando clase”, y me dijo “es que tengo que hacerle un trabajo urgente al decano”. Daba clase con el presidente del Banco Central, Ramón Díaz, y esa aula tenía casi todas las sillas rotas, porque era el depósito, y le entraba agua por las ventanas que daban a la Avenida 18 de Julio. Al mismo tiempo, de noche, tenía clase en la ORT con profesores que eran de la Universidad de la República, a los que le pagaban un poco mejor, y en un sistema efectivamente organizado: pasaban lista, si no ibas perdías la clase, había buenos exámenes. En la Universidad de la República la remuneración docente era muy baja.
Creo que el esquema de establecer la inscripción indiscriminada, sin ningún tipo de examen, deteriora, sin lugar a dudas la Educación Superior.
Lo que importa es definir si el sector público va a ser un sector de calidad, o si va a ser un sector de no calidad.
¿Quién va a formar las elites de Uruguay en los próximos años? Lo está formando la educación privada o los está formando la educación pública. Es decir ¿dónde están los mejores profesionales egresados?
Sin lugar a dudas, la investigación no va a estar en el sector privado, pero lo que estoy constatando es que la formación profesional de calidad está crecientemente focalizada en el sector privado.
Este escenario es muy complejo. Hoy las mejores bibliografías, a veces, no están en la universidad. Inclusive, al haber masificado los accesos a la Ecuación Superior, lo que ha pasado es que la remuneración de la educación pública ha caído, lo que termina teniendo un bajo nivel de calidad.
Lo que convendría es establecer un fuerte sistema de becas para las personas que no puedan acceder a la educación. Por ejemplo, en el caso de Brasil. Este tenía un sistema de exámenes en el cual a la universidad pública ingresaban los que aprobaban exámenes, y el gobierno creó un sistema que se llama PROUNI que permite que otras personas, que básicamente son indios, negros, o personas pobres, tengan mecanismos de acceso y les dan becas para poder estudiar.
Pero creo que en un Uruguay el modelo de deterioro universitario no se resuelve por la vía de seguir incorporando presupuesto. No es posible que tú tengas un financiamiento de la sociedad entera para algunas personas que se benefician de la educación gratuita. Creo que a largo plazo hay que buscar un mecanismo por el cual, sin que el Estado anule su acción protagónica en el financiamiento de la Educación Superior, también sea significativo que ciertos hogares aporten algo.
En muchos países de América Latina uno ve cómo los estudiantes van a la educación pública, y después tienen beneficios posteriores al terminar sus carreras, y no han aportando nada a la universidad.

U- En el caso de la Universidad de la República, esta está llevando adelante una Reforma Universitaria en la cual se están discutiendo temas importantes. ¿Está en conocimiento de esta reforma?

CR- No sé cuáles son las características de la Reforma. Lo que están planteando es el deseo de una Reforma. ¿Cuál sería una reforma en la Educación Superior?
Por ejemplo, según tengo entendido, o en mi época era igual, se le paga el mismo salario al profesor si tú eres licenciado, máster o doctor. Es una remuneración en cuanto a la antigüedad. Esto es una locura. Tú tienes que premiar y remunerar más fuertemente si el académico es doctor que si es solo licenciado.
En algunas universidades de América Latina, no se puede acceder a la carrera docente si no tienes PHD (doctorado). Efectivamente, esto implica una política de la universidad de enorme acción para formar y aumentar los pesos de los doctorados.
La Universidad de la República, así como el resto del sistema universitario uruguayo, tiene muy bajos niveles de doctorados.
Creo que en toda Reforma, como estamos viendo en la Universidad de Honduras, que es muy parecida a la Universidad de la República, el eje central debe estar en el establecimiento de mecanismos de pruebas de accesos para ver cuál es la calidad del estudiante.
Más allá de las discusiones, aquí hay cosas que están claras. Una es la acreditación. No se puede comenzar ningún programa de pregrado o de posgrado que no esté acreditado, y la acreditación de pregrado puede ser nacional, pero la de posgrado debe ser internacional.
Aquí no hay que inventar la pólvora. La pólvora es que hay que formar a los docentes para que tengan posgrados, hay que hacer una carrera docente con incentivos.
En el caso de los estudiantes también debes tener sistemas de incentivos y sistemas de castigo. Aquel estudiante que pierde años o varias veces un examen, aunque la universidad sea gratuita, tiene que pagar. Te damos la gratuidad mientras sea buen alumno, si no lo eres tienes que pagar.
Son sistemas muy simples, lo que falta es una decisión política. Obviamente que espero este camino de reforma lo pueda lograr. Pero no creo, más allá de que una reforma implica costos, ya las variables decisorias para tener una universidad de calidad son muy fáciles.
Una de las cosas que están aconteciendo en América Latina es que la universidad muy pocas veces investiga o la investigación no es pertinente.
Los fondos de financiamiento para la investigación son fondos concursables. Son fondos que tiene el Gobierno o el Ministerio de Ciencia y Tecnología para que concurse el sector público, el privado o el particular para poder desarrollar proyectos de investigación. Estos proyectos son asociados al sector privado y a la aplicación de nuevos productos. Esto está probado en México, Brasil, Argentina, Colombia.
En ese sentido, el proceso de reforma en Uruguay se beneficia de un escenario que toda la región ha probado.
El Uruguay ha ido probando el Mecanismo del MEXA de Acreditación y están todos muy emocionados. Pero hay que pasar inmediatamente a una Agencia de Aseguramiento de la Calidad.
Ya tiene 5 años de experiencia en el MEXA y apenas hay acreditadas 4 o 5 carreras. Es todo el sistema el que se tiene que asegurar.
Por ejemplo, los sistemas de aseguramiento de la calidad tienen que ser obligatorios. Es como si tu vas a un restorán y sea optativo que te den comida buena o comida podrida. No podría existir ningún programa que efectivamente no esté acreditado. Porque eso es un engaño al estudiante.

U- Actualmente, un grupo de trabajo está analizando un proyecto de Ley para la creación de una Agencia Nacional de Acreditación. ¿Esto no es un avance hacia lo que usted indica?

CR- Conozco el proceso que está en discusión y que para el año próximo o el otro van a tener una Ley. Esto no tiene misterios, si hay mayorías parlamentarias. Nadie va a estar en contra de haya un sistema de aseguramiento de la calidad.
Lo que pasa es que no puede haber un sistema de calidad en que la propia Universidad de la República sea la que se garantice a sí misma. “Espejito espejito dime quién es más bonito”, es falso. La Universidad de la República y todas las demás universidades deben asumir que el que evalúa está afuera. Es externo. No eres tú mismo. Inclusive, las visiones que ponen como dominante las autoevaluaciones desaparecieron. Las dominantes son las evaluaciones externas. Que venga alguien de afuera con conocimiento y experiencia y diga “este programa está caduco, esta disciplina es obsoleta, esos currículos ya no están vigentes, aquí faltan tales inversiones…” Hay que analizar la Ley que ha aprobado sacado Chile el año pasado de calidad asociándola con el financiamiento. Esto está muy claro. Aquí no hay que estar viendo cómo hacer la Ley, esto está claro, hay veinte leyes en el continente.
Tienen leyes de aseguramiento El Salvador, República Dominicana, Cuba, México, Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Colombia y Panamá. No hay ningún misterio, yo mismo asesoré a varios de los procesos de leyes.
Lo que hay que decidir son tres cosas, uno, ¿qué niveles de neutralidad va a tener?, dos, ¿Va a ser voluntario u obligatorio? ¿va a haber mayor presencia de pares externos o van a ser los propios pares nacionales?
Son sistemas muy fáciles de decidir. Lo que no puede seguir aconteciendo es que sigan apareciendo sistemas de aprendizajes que tiene bajo nivel de calidad.
¿Por qué usted va ir a estudiar a una universidad, si usted cuando obtenga el título y vaya al extranjero, ese título no va a valer nada? Si asumimos que el enorme porcentaje de la gente se está yendo, y se van a ir con título en la mano, entonces, es un engaño.
Me parece muy bien que digan que lo van a hacer, lo que no me parece es que los sistemas de resolución sean tan lentos. Creo que son lentos porque en realidad no hay una voluntad política, puede haber una voluntad declarativa.
En este proceso, Uruguay va a ser el último país de América Latina que cuente con un sistema de aseguramiento de la calidad. Y vamos a ver si este es lo suficientemente riguroso y rígido, porque también estos pueden tener un grado tal de laxitud que al final no cambien nada. La realidad es que el primer sistema de calidad se instauró en 1996, y once años después todos los países de América Latina cuentan con un sistema, y Uruguay no tiene.

U. Teniendo en cuenta esto, ¿cómo lo ve a Uruguay en comparación con los demás países de América Latina?

Lo veo muy atrasado, pero también dificil de medir. ¿Cómo podemos medir el nivel de calidad? Hoy, en América Latina, empiezan a medirse en Colombia y en Chile con los exámenes de estado. Tú al terminar la carrera no puedes ejercer si no hacen un examen de estado. Es otro mecanismo de aseguramiento, provenga el estudiante del sector público o del sector privado.
La tendencia del siglo XXI, es la tendencia de la evaluación competitiva y comparativa. En este escenario, se puede seguir discutiendo o aceptar una realidad mundial.
Lo que vi en el Congreso de Educación es que estaban en contra del aseguramiento de la calidad.
Lo que tenemos que asumir es que la Sociedad del Conocimiento es el único camino que tiene América Latina. Este momento en que vendiendo carne, arroz o leche, las economias progresan, es muy coyuntural. Seguimos con el modelo primario exportador. El mundo está en otra dirección, y el cambio pasa por las universidades.
La transformación de la universidad, la rigurosidad de los conocimientos, la creación de patentes, la creación de investigaciones pertinentes, la relación entre el sector público y el privado a nivel de investigación y de aplicación, las exigencias de sistemas de ingreso, los exámenes de ingreso al final de la universidad son las tendencias más marcadas para lograr crear un sistema que nos permita participar en la Sociedad del Conocimiento.
Aquí hay un barco que es la Sociedad del Conocimiento, que es la nueva sociedad del mundo. Para incorporarse a ese barco tú debes plantearte desafíos; el desafío fundamental es tener grandes sistemas universitarios de calidad.

U- En el imaginario uruguayo está la idea que nuestro sistema universitario tiene un buen nivel

CR- Den Siao Ping dijo una vez “no importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones”. No importa si la universidad es pública o privada, lo importante es que sea de calidad y tenga mecanismos de equidad.
No tiene sentido discutir cuál es la mejor. Ojalá que la educación pública sea la mejor, y ojalá que la educación privada sea la mejor. El tema es que todas sean buenas. Pero esto lo debe garantizar la universidad y también lo tiene que garantizar la sociedad. La sociedad es la que necesita establecer un sistema de aseguramiento de la calidad; porque los ciudadanos no sabemos cuál es la calidad de las instituciones. Alguien tiene que garantizar con onjetividad que cuando alguien termine de estudiar, ese conocimiento sea pertinente, de calidad y de rango internacional.
Creo que la universidad uruguaya, sin lugar a dudas, tiene focos de alto nivel de calidad, pero lo que no puede es no tener sistemas de incentivos y un sistema de acceso que incentive la calidad. Uno de los mecanismos que demuestran la calidad de la educación es menos alumnos, más profesores, y un seguimiento individualizado de los alumnos, que cada vez son más diferentes. La estructura curricular flexible. Pero esto no lo puedes hacer con universidades masivas.
El pregrado no crea saber, y la universidad en Uruguay está puesta sobre el pregrado. La universidad debería de reducir la cantidad de pregrado, y aumentar la cantidad de posgrados. O sea, ser el gran centro de posgrados de calidad. Debería tener todos los profesores entrando en el doctorado, con un plazo de tres años, y, si no, para afuera. Debería tener un sistema selectivo bastante rígido y debería tener exámenes al final de la carrera. Y lograr establecer un porcentaje de posgrados que en el correr de los pxóximos 10 años se focalice en el 30% de la matrícula. Y dar una flexibilización a los docentes para que las remuneraciones se asocien a la productividad y a la creación de patentes. Además, crear un parque tecnológico en coordinación de los sectores empresariales.
Creo que esa es la gran trasformación de universidad.