lunes, 21 de abril de 2008

UNIVERSIDADES (4): Mercantilización y desgratuitarización

Artículo publicado en el diario El Nacional (Venezuela)
21 de abril del 2008

Una tendencia de la educación superior, esta dada por la tensión entre la incapacidad de poder financiar todas las demandas educativas de calidad a partir del gasto público. La masificación de la educación superior y la sociedad del conocimiento que exige calidad tienen como correlato un incremento de los costos de la educación que sientan las bases de la mercantilización e incentivan la desgratuitarización de la educación superior en el continente.
Está naciendo una nueva estrategia de sobrevivencia de los hogares en la sociedad del conocimiento por el cual las familias promueven el ingreso de sus hijos a la educación. Se han abandonado las históricas iniciativas de mandar un hijo a la iglesia o al ejército, de emigrar, de cambiar el campo por la ciudad, de hacer política por un empleo público, de aumentar las horas de trabajo y de incorporar la mujer al trabajo. Sin duda, el robo es una forma de redistribución social, pero la educación es menos riesgosa y de más largo plazo, y los niveles de salarios y desempleo verifican su eficacia como instrumento de movilidad social. Los estudios de la tasa interna de retorno muestran claramente la rentabilidad de la educación superior, y crecientemente se amplían más los niveles de remuneraciones en función de los niveles de escolarización de las personas y de la calidad de sus instituciones.
Cómo financiar la educación es la clave de la política pública. En América Latina esa contradicción se resolvió a través de pruebas selectivas para restringir el acceso a la gratuidad. Para los que perdían, la opción es educación privada o institutos no universitarios de baja calidad. El acceso a bienes gratuitos se resolvió en la competencia académica. Así la educación privada se expandió además con nuevas ofertas, más flexibles y con nuevas pedagogías. El escenario fue dual. Gratuidad para unos, acceso pagante para los otros.
El mundo resolvió esta contradicción entre recursos escasos y necesidades infinitas de múltiples formas. En Europa ahora todos pagan un poco en las instituciones públicas, y no crecieron las instituciones privadas. En los ex países socialistas se resolvió por la vía de que quienes no aprueban los exámenes de ingreso, deben pagar en las mismas instituciones públicas donde tienen gratuidad los que aprobaron, y que con esos recursos incentivan salarios a los mismos docentes. En algunos países de Asia la educación es toda privada pero las familias de bajos ingresos reciben subsidios, al igual que los estudiantes de excelencia. En los países árabes no hay educación privada y las mujeres y los que no aprobaron los exámenes casi no tienen oportunidades en modelos de monopolio público con motivos histórico-religiosos. En otros países se reclama que cada persone reciba un voucher del Estado y que con esa plata igual para todos estudie o complemente sus estudios.
Todas son formas distintas y mercantiles de responder al problema. Pero el escenario de la mercantilización es mucho más amplio, y se asocia a la irrupción de una nueva economía a escala global que se impulsa en la innovación y en la investigación, que crece por la incorporación de capital humano de calidad en la acumulación de capitales. Ya en el mundo no compiten países ni empresas, sino universidades y sistemas de innovación. En este nuevo escenario de la sociedad del conocimiento, el saber se privatiza y se refuerza y globaliza el derecho de la propiedad intelectual, que no se reduce a los derechos de autor y las tradicionales patentes, sino que inclusive subyuga en la propiedad privada los descubrimientos como el del genoma e inclusive de la vida misma.
Es un escenario cargado de desafíos enormes y de riesgos. Sin duda es el mundo del poder de la información y del conocimiento como capital. Pero también puede ser el mundo que supere sociedades tradicionales donde el único capital de los hombres libres es la fuerza de trabajo y contribuir a que todos accedan. El desafío es aceptar un mundo que premie el valor del conocimiento. Nadie duda a pesar de todo que el infocapitalismo es mejor que el esclavismo.

Claudio Rama